Estamos en la primera semana de enero. Como todos los años, hay tres temas que no fallan: las rebajas, la cuesta de enero y los propósitos de año nuevo. ¿Todavía te acuerdas de lo que pediste en el brindis?
Seamos sinceros, ¿alguna vez te ha funcionado lo de que este año me apunto al gimnasio? No hace falta que contestes, creo que ya conozco la respuesta….
Me viene un recuerdo de hace unos años…. Corría el año 2004, cuando decidí salirme de lo “establecido” para conocer el mundo y otras maneras de hacer las cosas. Fue el momento en el que cogí las riendas de mi vida y empecé a diseñar mi propio camino.
En aquella época estaba viajando o viviendo y trabajando en distintos países de Europa. Regresaba a casa de mis padres solamente para pasar la Navidad en familia. Este solía ser mi reencuentro conmigo misma para no olvidarme de dónde vengo. También era un momento de reflexión, de mirar hacia atrás y hacia adelante.
Empecé a escribir dos listas. Una en la que recordaba todo lo que he conseguido, vivido, mejorado, disfrutado a lo largo del año. Y otra, en la que más que propósitos, apuntaba los sueños que quería cumplir el próximo año. Eran metas como aprender italiano, visitar no sé qué país, hacer el curso de buceo o estar más en contacto con mis amigos.
La gracia consistía en que cuando regresaba el año siguiente, escribía la lista de lo que he logrado a lo largo del año. Después leía la lista que había escrito el año anterior con las metas que me había propuesto. Al compararlas siempre me quedaba asombrada. Me daba cuenta de que muchas de las metas que me propuse las cumplí, incluso superando mis propias expectativas. Pero también gran parte de mis planes no los ejecuté, ya que fueron sustituidos por otros que ni siquiera hubiera imaginado.
Con este ejercicio o juego me di cuenta de tres cosas:
» Muchas veces tenemos la sensación de que no avanzamos en nuestra vida. Pero si vas anotando tus metas para un tiempo determinado y al final de este periodo las revisas, te das cuenta de lo mucho que has logrado.
» Hay que ser flexible, aunque te pongas unas metas las circunstancias cambian. Hay que ser capaz de saber reaccionar, hacer modificaciones y adaptarse. Nada en esta vida es inamovible, no se puede ser rígido con tus objetivos, ya que podías acabar amargándote.
» Celebra los pequeños logros y los grandes fracasos. Incluso más los fracasos, porque a pesar de lo que te han dicho sobre fracasar, esta es la mejor manera de aprender y avanzar.
Ahora que el lanzamiento de mi proyecto coincide con la entrada del nuevo año, me parece un buen momento para recuperar este ejercicio de reflexión.
¿Conoces los objetivos de tu proyecto online?
Cuando se emprende, cuando uno pone en marcha su negocio, tiene que tener claros los objetivos para saber cómo va a lograrlos y poder medir los resultados.
Ahora bien, es muy bonito soñar, pero a la hora de definir los objetivos de tu web tienes que ser realista.
Define unos objetivos SMART
S= Specific (específico)
M= Measurable (medible)
A= Attainable (alcanzable)
R= Realistic (realista)
T= Time-bound (tiempo limitado)
Define uno o varios objetivos a cumplir en un tiempo determinado:
Objetivos a corto plazo:
¿Cuáles son los objetivos de tu proyecto para los próximos tres meses?
Objetivos a medio plazo:
¿Que quieres conseguir con tu web a seis meses vista?
Objetivos a largo plazo:
¿donde te gustaría llegar con tú negocio online dentro de un año?
Yo ya hice mi ejercicio de reflexión y tengo claro los objetivos que quiero alcanzar con este proyecto.
¿Ya has escrito los tuyos?